La Xunta y el CSIC concluyen el estudio histórico-arqueológico del túnel de Montefurado, en Quiroga.
La investigación permitió investigar la estabilidad estructural de este elemento y constatar que forma parte de un conjunto minero mucho más amplio




La Xunta de Galicia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acaban de concluir el estudio multidisciplinar del túnel de Montefurado, en Quiroga, que permitió ahondar en el conocimiento de una de las obras más representativas de la minería del oro romana.

El estudio impulsado por el Gobierno gallego mediante una aportación de 40.000 euros, se enmarca en una actuación más amplia dividida en dos grandes bloques: estabilidad estructural y valor histórico-arqueológico. El primero de los bloques fue ejecutado por el Instituto Geológico Minero de España y la empresa Terrae Geoconsulting S.L. El segundo se llevó a cabo bajo la dirección de Brais X. Currás y F. Javier Sánchez-Palencia, investigadores del Instituto de Historia del CSIC y miembros del grupo de investigación Estructura Social y Territorio-Arqueología del Paisaje ( EST-AP), que cuenta con una larga trayectoria en el estudio y puesta en valor de los paisajes mineros de la Antigüedad. Se contó también con Javier Fernández Lozano, xeólogo de la Escuela de Minas de la Universidad de León.

Uno de los principales resultados de esta investigación que se alargó durante más de un año es que el túnel no es una realidad aislada, sino que forma parte de uno conjunto minero mucho más amplio. “Durante los dos siglos que duró aproximadamente el desarrollo de la minería del oro en el noroeste de la Península Ibérica, tras la conquista llevada a cabo por Augusto, todo el tramo medio del río Sil fue intensamente explotado”, explican los investigadores. Prueba de esto, añaden, es que los márgenes del río aparecen jalonadas por decenas de labores mineros.

Para documentar estos restos, se emplearon medios de teledetección como la fotografía aérea histórica, vuelos de dron o el uso de la tecnología LIDIAR, que permiten obtener un modelo del terreno de alta precisión. Además, durante los trabajos también se consiguió documentar la red hidráulica que abastecía de agua a las frentes mineras, así como identificar con detalle, en colaboración con el arqueólogo Santiago Ferrer, el trazado de la red hidráulica que derivaba el río Xares hasta las minas ubicadas junto al Montefurado. También se constató la existencia de otro canal, peor conservada, que llevaba las aguas del Regueiro de San Martiño, situado en las cercanías de Seadur.
Los trabajos se completan con un estudio documental con la historia del túnel que va desde las primeras referencias de los anticuarios humanistas, como Bartolomé Sagrario de Molina, hasta el intento de su reaprovechamiento con fines mineros durante lo primero cuarto del siglo XX.